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Mi esposa la avariciosa

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“Mientras cantaban y bailaban, las mujeres repetían: ‘Mil hombres mató Saúl, y diez mil mató David’.

Esto le molestó mucho a Saúl, y muy enojado dijo:

‘A David le atribuyen la muerte de diez mil hombres, y a mí únicamente la de mil. ¡Ya solo falta que lo hagan rey!’” (1 Samuel 18:7,8).

Era uno de esos maravillosos momentos en los que llegaba a casa y me envolvía un olor extraordinario. Esa noche en particular, fue el rico aroma de unas enchiladas que había en el horno. Vi a mi esposa batiendo afanosamente un cuenco de guacamole. ¡Aguacates! Me disponía a untar un trozo de tortilla de maíz cuando, en broma, me golpeó la mano. Así que me retiré y esperé a que las enchiladas terminaran de cocinarse. Mi esposa es una apasionada de la comida, le encanta tanto comerla como cocinarla, así que estoy un poco malcriado. Sin embargo, su amor por la cocina y su amor por la comida han engendrado una característica muy mala: la avaricia. Cuando todo estuvo listo, me serví un montón de guacamole.

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Todos los días de tu vida

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“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te da” (Éxo. 20:12).

” ‘Honra a tu padre y a tu madre’, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra” (Efe. 6:2,3).

Nunca había entendido completamente lo que significaba el quinto Mandamiento, hasta que llegaron mis años dorados y estuve del lado receptor del Mandamiento. Ahora aprecio más que nunca que Dios pida a los hijos que honren a sus padres, incluso cuando somos ancianos, en lugar de dejarnos, por decirlo de alguna manera, a un lado acumulando polvo; especialmente los que somos propensos a desarrollar demencia senil o Alzheimer. Dios nunca tuvo la intención de que los padres estén solos y deprimidos en su vejez, sino que disfruten con sus hijos el mayor tiempo posible.

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Pecados encubiertos

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“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 325).

Jim Bakker había hecho una carrera meteórica como evangelista de televisión.

En poco tiempo, había pasado de trabajar en un restaurante a trabajar en la cadena televisiva de Pat Robertson en “El Club 700”. Después de comenzar su propio programa, “El Club PTL”, llegó a tener más de 12 millones de televidentes y a ser emitido en más de cien cadenas de televisión. Para ese entonces, había comprado un satélite para transmitir sus programas las 24 horas en Estados Unidos, y recibía por parte de los televidentes más de un millón de dólares semanales para sus proyectos.

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Arrepentimiento es…

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«La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación». 2 Corintios 7: 10

¿CÓMO NOS JUSTIFICAREMOS ante Dios? ¿Cómo se hará justo el pecador? Únicamente por medio de Cristo podemos estar en armonía con Dios y con la santidad. Entonces ¿cómo hemos de ir a Cristo? Muchos formulan hoy la misma pregunta que hizo la multitud el día de Pentecostés, cuando, convencida de pecado, exclamó: «¿Qué debemos hacer?». La primera palabra de la respuesta del apóstol Pedro fue: «Arrepiéntanse» (Hech. 2: 37-38, NVI). Poco después, en otra ocasión, dijo: «Para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios» (Hech. 3: 19, NVI).

El arrepentimiento incluye tristeza por el pecado, y además, abandonarlo. No renunciaremos al pecado a menos que nos demos cuenta de su malignidad; y mientras no lo repudiemos de corazón no habrá cambio real en nuestra vida.

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¿Esta mi nombre escrito ahi?

“No entrará en ella ninguna cosa Impura o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están Inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apoc. 21:27).

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En un reciente viaje desde Fayetteville (Carolina del Norte) hasta Oakland (California), mi esposo y yo teníamos planeadas unas vacaciones de Navidad con nuestros hijos y nietos, antes de visitar a mi madre y mis familiares en Ohio. Hicimos cuidadosamente las maletas. En lugar de un monedero, me puse un estuche alrededor del cuello, para llevar nuestras tarjetas médicas y de identidad junto con el dinero en metálico.

Mis prótesis de rodillas activaron el timbre de seguridad en el control del aeropuerto. Un funcionario me pidió que me quitara el estuche que me colgaba del cuello. Luego, se concentró en mi esposo. Otro agente me hizo una radiografía, para confirmar que yo en verdad tengo rodillas artificiales. Finalmente, nos dijeron que podíamos entrar en el área protegida de salidas y llegadas.

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Un baño de sangre en el estrecho de los Dardanelos

“Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos: quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” (1 Samuel 14:6).

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El fresco aire del Mar de Mármara llenó mis pulmones aquella noche de febrero. Me encontraba en la ciudad turca de Canakkale, y acabábamos de visitar las ruinas de la antigua Troya.

De repente, un inmenso cañón quebró la tranquilidad de aquella avenida de la metrópolis. Era un artefacto de la Primera Guerra Mundial, utilizado en la batalla de Galípoli (también llamada batalla de los Dardanelos). Días más tarde, recorriendo el mausoleo de Mustafá Kemal Atatürk, en la ciudad de Ankara, la guía nos detalló con precisión lo ocurrido en aquella contienda bélica.

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La entrada triunfal

«Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna». Zacarías 9: 9

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CRISTO SEGUÍA la costumbre de los judíos en cuanto a una entrada real. El animal en el cual cabalgaba era el que montaban los reyes de Israel, y la profecía había predicho que así vendría el Mesías a su reino. No bien se hubo sentado sobre el pollino cuando una algarabía de triunfo llenó el aire. La multitud le aclamó como Mesías, como su Rey. Jesús aceptaba ahora el homenaje que nunca antes había permitido que se le rindiera, y los discípulos interpretaron eso como una prueba de que se cumplirían sus esperanzas y le verían establecerse en el trono. La multitud estaba convencida de que la hora de su emancipación estaba cerca. En su imaginación, veía a los ejércitos romanos expulsados de Jerusalén, y a Israel convertido una vez más en nación independiente. Todos estaban felices y alborozados; competían unos con otros por rendirle homenaje. No podían exhibir pompa y esplendor exteriores, pero le tributaban la adoración de corazones felices. Eran incapaces de presentarle regalos costosos, pero extendían sus mantos como alfombra en su camino, y esparcían también en él ramas de oliva y palmas. No podían encabezar la procesión triunfal con estandartes reales, pero esparcían palmas, emblema natural de victoria, y las agitaban en alto con sonoras aclamaciones y hosannas.

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De cenizas a diamantes

“Que a los afligidos de Sion se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. Serán llamados ‘Árboles de justicia’, ‘Plantío de Jehová’, para gloria suya” (Isa. 61:3).

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EI martes 19 de septiembre de 2007, Santa Lucía era un país de luto. Antes nuestros ojos, los restos de nuestro amado primer ministro, Sir John George Melvin Compton, eran transportados en su camioneta favorita. Las lágrimas rodaban por las mejillas, mientras los portadores oficiales del féretro, con semblante circunspecto, lo llevaban sobre sus robustos hombros desde el vehículo hasta el tanatorio, para su incineración. Debió de ser duro para la familia del primer ministro constatar finalmente que aquel ser tan querido había sido reducido a cenizas.

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Duelo entre ángeles

“Este gran dragón -la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero-fue lanzado a la tierra junto con todos sus ángeles” (Apocalipsis 729, NTV).

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Allí, frente a frente, se enfrentaban trece caballeros franceses contra trece caballeros italianos. Este duelo es recordado como el Desafío de Barletta, y sucedió el 13 de febrero de 1503 en la ciudad napolitana de Barletta, en el contexto de la guerra de Nápoles. El enfrentamiento terminó con la victoria de los italianos, y los franceses tuvieron que pagar un rescate.

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Problemas familiares

«Ni aun sus hermanos creían en él». Juan 7: 5

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A MUY TEMPRANA EDAD, Jesús se había hecho responsable de la formación de su carácter, y ni siquiera el respeto y el amor por sus padres podían apartarlo de la obediencia a la Palabra de Dios. La declaración: «Escrito está» constituía su razón para todo acto que difería de las costumbres familiares. Pero la influencia de los rabinos le amargaba la vida. Aun en su juventud tuvo que aprender la dura lección del silencio y la paciente tolerancia.

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