«La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación». 2 Corintios 7: 10
¿CÓMO NOS JUSTIFICAREMOS ante Dios? ¿Cómo se hará justo el pecador? Únicamente por medio de Cristo podemos estar en armonía con Dios y con la santidad. Entonces ¿cómo hemos de ir a Cristo? Muchos formulan hoy la misma pregunta que hizo la multitud el día de Pentecostés, cuando, convencida de pecado, exclamó: «¿Qué debemos hacer?». La primera palabra de la respuesta del apóstol Pedro fue: «Arrepiéntanse» (Hech. 2: 37-38, NVI). Poco después, en otra ocasión, dijo: «Para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios» (Hech. 3: 19, NVI).
El arrepentimiento incluye tristeza por el pecado, y además, abandonarlo. No renunciaremos al pecado a menos que nos demos cuenta de su malignidad; y mientras no lo repudiemos de corazón no habrá cambio real en nuestra vida.