“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 325).
Jim Bakker había hecho una carrera meteórica como evangelista de televisión.
En poco tiempo, había pasado de trabajar en un restaurante a trabajar en la cadena televisiva de Pat Robertson en “El Club 700”. Después de comenzar su propio programa, “El Club PTL”, llegó a tener más de 12 millones de televidentes y a ser emitido en más de cien cadenas de televisión. Para ese entonces, había comprado un satélite para transmitir sus programas las 24 horas en Estados Unidos, y recibía por parte de los televidentes más de un millón de dólares semanales para sus proyectos.